En el adornado espejo enmarcado
veo el reflejo de laberintos,
escurridizos en las propias manos.
Torpes intentos de alcance
quebradizo, como el agua
de indeseados estanques
efímeros de lodo.
Qué esperar?
Pues el centro se cobra su precio.
diumenge, 23 de març del 2008
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